PSICOLOGIA › CUESTIONES DE GENERO EN EL DESARROLLO LABORAL DE LAS MUJERES
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Un efecto de esta contradicción es que, aunque puedan hallar una mentora en la vida laboral, en sus vidas privadas quedan muy ligadas a sus madres o figuras maternas sustitutas, o bien a los requerimientos de sus parejas. Ambas figuras, materna y de pareja, pueden sostener posiciones subjetivas tradicionales en cuanto al lugar y el papel de las mujeres en la vida familiar, y expresarlas bajo la forma de críticas, comentarios culpógenos y otras manifestaciones que pueden resquebrajar el esfuerzo subjetivo de las mujeres. |
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Hasta el presente, el género masculino se ha orientado en lo laboral aceptando tener figuras mentoras que habiliten sólo para el mundo del trabajo, pero para el género femenino esto no es suficiente: ellas a menudo no pueden y no quieren delegar sus vidas familiares ni postergarlas indefinidamente. Los efectos de este doble funcionamiento subjetivo para las mujeres implican tensiones y conflictos difíciles de resolver. Aun cuando, cada vez más, hallamos varones que comparten estas inquietudes con el género femenino, y también hallamos mujeres que sólo desean desplegar una vida laboral sin implicarse en los conflictos de la vida familiar, todavía el grupo mayoritario es el de las mujeres que se ven requeridas a resolver estas situaciones conflictivas. |
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Proponemos la figura de la mentora, para las mujeres, como alguien que opera para la subjetividad femenina en la adquisición de una identidad laboral, pero también como mediatizadora entre el mundo del trabajo y el de los vínculos afectivos y de intimidad. Este concepto es similar al que propuso el psicoanalista inglés Donald Winnicott cuando describió el valor de los “objetos transicionales” para el desarrollo en la temprana infancia. Un rasgo de los objetos transicionales es que son subjetivos y objetivos a la vez: en tanto son objetivos, están ubicados en objetos o personas que existen en la realidad, mientras que su aspecto subjetivo, investidos libidinalmente, contienen aspectos del propio sujeto. |
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El concepto de mentora se refiere a una figura que contiene proyecciones de la propia sujeto, aspectos de su propia subjetividad, reales o imaginarios, experimentados anteriormente con otras personas –por ejemplo, con una figura materna, paterna o fraterna– que operaron como figuras tempranas de identificación, a veces de modo conflictivo. Junto con estas proyecciones, también se le atribuye ser la representante del mundo público del trabajo, de la realidad que requiere sus saberes, habilidades, experiencias. Esta doble representación de la mentora, subjetiva y objetiva, tiene un efecto a veces conflictivo sobre el vínculo con la mentora, a la vez que es fundante en la identidad laboral de las mujeres, en cuanto las sostiene para enfrentar sus conflictos de modo creativo. |
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Debemos estar atentas a que estas relaciones, a menudo difíciles, no
den como resultado el abandono o renunciamiento a establecer proyectos
firmes y sostenidos en el ámbito laboral, o bien al desaliento en el
orden de mejorar las trayectorias laborales. La figura de la mentora
operará para contener y sostener los proyectos e inquietudes de las
muchachas, mostrándoles caminos posibles para no declinar en sus
esfuerzos. Muchas mujeres de nuestra generación, que ya hemos transitado por esos conflictos y hemos encontrado modos variados de resolución, podríamos constituirnos en un colectivo solidario a disposición de las nuevas generaciones, para encarar las demandas laborales actuales con espíritu de justicia y equidad. |
* Directora del Programa de Estudios de Género y Subjetividad de la UCES. Texto extractado de “Jóvenes, trabajo y género. Itinerarios laborales, laberintos de cristal y construcción de subjetividades”, que publicará, como parte de un libro de varios autores sobre trabajo juvenil, la Universidad Autónoma de México (UNAM).