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jueves, 13 de octubre de 2011

¿Quién engaña más: el hombre o la mujer?

¿Quién engaña más: el hombre o la mujer?

La diferencia es chica, pero uno de los géneros lleva la delantera. Los resultados son revelados por una especialista en el tema.
Hay varios motivos que llevan a hombres y a mujeres a engañar. ¿En qué género es más común? ¿Quién siente más culpa? ¿Cuándo perdonan? Se lo preguntamos a María Isabel Sánchez, periodista y autora del libro Las infieles. 

¿Quiénes engañan más: las mujeres o los hombres?

Aún hoy son más los hombres infieles, pero la brecha se va achicando.


¿Qué cambios se dieron en los últimos años?

Fundamentalmente que las mujeres ahora se animen a contarlo. No lo hacen por la misma razón que los hombres, cuyos relatos de infidelidad les dan “chapa” de machos, sino por otros motivos. Tal vez el principal sea que necesitan ser las cronistas de su propia historia.



¿Quién habla más sobre sus engaños?

Los hombres. Ellos necesitan contar para que otros hombres festejen sus conquistas, los admiren y los envidien. Las mujeres cuentan sus infidelidades sólo frente a sus amigas íntimas, en un ámbito en el que saben que no van a ser juzgadas ni condenadas. También lo hacen en el consultorio psicológico.¿Hay una “liberación femenina”?

El incremento de la infidelidad femenina puede estar emparentado también con la independencia económica que logró la mujer, que la hace ser más libre y tener menos miedo a quedar desamparada. Muchas personas (hombres y mujeres) son fieles sólo por el temor de perder su pareja, más que por convicción. Ahora ya no hay tanto miedo relacionado con el poder económico del varón.
¿Cuál de los dos siente más culpa al engañar?

La mujer siente mucha más culpa, ¡pero la sobrelleva estoicamente! Las mujeres estamos habituadas a la culpa, sentimos culpa por casi todo.

¿La mujer infiel diría "fue solo sexo" como podría decir un hombre?

No, pero si lo hiciera, creo que sería con la deliberada intención de lastimar a su pareja oficial. Creo que no hay nada peor para un hombre que su mujer le diga que su amante es mejor que él en la cama (cosa que muchas veces es verdad). Si tiene que justificarse ante el marido engañado, es más probable que declare que se sentía abandonada emocionalmente o que lo hizo porque él lo había hecho antes.



¿Cuántos hombres y mujeres se separan para irse con sus amantes?


Las mujeres patean el tablero con más frecuencia que los varones, en especial si se enamora y si “pierde la cabeza”. A la mujer le cuesta sostener una infidelidad por muchos años porque la culpa la tortura, prefiere separarse. Es ahí donde el varón engañado y abandonando se desespera por recuperar el terreno perdido. Es ahí donde el varón perdona.



  • Fantaseás con una persona que no es tu pareja estable. Te imaginás cómo sería tenerlo cerca, en la intimidad. Pero abrís los ojos y a tu lado sigue ese hombre que, desde hace tiempo, comparte con vos alegrías y tristezas. ¿Es infidelidad?




  • Fantaseás con una persona que no es tu pareja estable. Por un lado, tenés pensamientos recurrentes que incluyen salidas a solas, intimidad, cercanía. Imaginás cómo sería el contacto de tu piel con la del hombre que te está desvelando. Albergás dentro de tu alma algo diferente que no permite que te concentres y te dediques a tus actividades como lo hacías anteriormente.
  • Pero también tenés sentimientos encontrados ya que, en tu casa, la situación no se ha modificado, al menos por fuera. Cuando abrís los ojos y volvés a conectarte con tu realidad, sigue a tu lado aquel ser que te acompaña desde hace tiempo, que comparte con vos alegrías y tristezas, salud y enfermedad, momentos buenos y malos. En fin, la vida, lo real, lo de todos los días.
  • Sentís el agobio de tener que fingir una sonrisa o un encuentro sexual, mientras por tu cabeza pasan imágenes de lo que sería tener entre tus brazos a quien tanto deseás. ¿Esto es infidelidad?
  • Para muchas personas es tan sólo una fantasía que no reviste mayor importancia, salvo que la concreten. Si hay contacto íntimo, entonces sí que se consideraría “una metida de cuernos”. Por el contrario, hay mujeres que se sienten mortificadas por pensar constantemente en otro, de una manera que hace mucho no les pasa con su compañero actual (o no les pasó nunca).


  • Usá tu propio prisma para decidir si lo que te está sucediendo está provocado por el aburrimiento (en cuyo caso, de vos también depende ponerle una pizca de pimienta a tu relación para que salgan juntos del tedio), por una atracción pasajera (¿quién no ha suspirado por una estrella de cine? Lo mismo puede pasar con un vecino o con un compañero de trabajo, por ejemplo) o si hay algo más y tu vínculo necesita desesperadamente que le prestes atención para dilucidar qué sucede (o qué no sucede) y así tomar medidas que te permitan recuperar la felicidad perdida.
Según mi punto de vista, si no hay sexo físico con otra persona, no hay infidelidad. Es lógico en algún momento, en especial en relaciones de varios años y que pasan por diversas etapas (noviazgo, casamiento, llegada de hijos, cambios laborales o en el status económico, etc.), sentir cierta atracción por alguien distinto: tenemos ojos y sentidos y, por alguna razón, puede pasar que nos sintamos muy a gusto con alguien y se nos disparen ideas de distinto tenor.
Si sólo se trata de pensamientos y queda enmarcado allí, significaría que nuestra pareja es sólida y estamos ante una atracción que se generó, meramente, por nuestra condición de seres humanos. Como adultas, la observamos y la dejamos pasar porque estamos conscientes de que es lo mejor para nosotros y para quienes nos rodean. Ahora, si el deseo comienza a volverse inmanejable e interfiere en nuestra vida diaria, el problema, lógicamente, es otro y radica en nuestro vínculo de pareja, no en lo que pensamos o sentimos.