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domingo, 17 de julio de 2011

"Zenobia Camprubi: La Vida Mortífera".(a este hombre lo salvo yo)

Zenobia
Zenobia Camprubi, de origen puertorriqueño, fue la esposa del escritor español Juan Ramón Jimenez, autor del celebre libro "Platero y Yo".

Poco conocemos en nuestra América Latina sobre ella, personaje que sufrió en su mente las consecuencias de haberse criado en una cultura profundamente machista que veía con malos ojos el derecho de las mujeres a ser felices y productivas y a tener sus propias ideas y pensamientos, a la vez que aplaudía que la mujer se autonegara para hacer feliz al marido.

A continuación, publicare un relato de la autora española Rosa Montero, extraído de su libro "Historia de Mujeres", el cual poseo y me fue firmado por tan brillante autora en España, un poco con la idea de dar a conocer a un personaje en el cual se pueden ver reflejadas millones de latinoamericanas.
Que lo disfruten y que nos llame a la reflexión sobre la importancia de la liberación mental, independientemente de la clase y el grupo étnico al cual se pertenezca.
En 1951 a Zenobia se le descubre un cancer de utero. Viaja a Boston y es operada con exito, pero en 1954, viviendo en Puerto Rico, se le reproduce. Le recomiendan que vuelva a Boston pero, para no dejar a Juan Ramon que esta muy mal, decide no marcharse y someterse a radio terapia en Puerto Rico. El tratamiento es tan erroneo y tan brutal que Zenobia es quemada lentamente, sesion tras sesion, hasta que es abrasada por completo.

Cuando por fin viaja a Boston los medicos quedan horrorizados: las quemaduras son tan enormes que no se la puede operar. Solo tiene tres meses por delante, le comunican. Y ella regresa a Puerto Rico a poner orden en la vida y los papeles de Juan Ramon.

En estos ultimos años, Juan Ramon ha comenzado a darle a Zenobia lo que antes le escatimaba: la certidumbre de su lugar historico como musa del genio. Lo cual no es sino el justo pago a la inversion hecha por Zenobia dia tras dia.

Su agonia fue lenta. Poco antes del final, Juan Ramon recibio el premio Nobel de Literatura: para Zenobia era la confirmacion de que su existencia no habia sido un desperdicio. Ricardo Gullon cuenta que cuando le dijeron lo del premio, Zenobia ya no podia hablar; susurro una cancion de cuna y murio a los dos dias (el 28 de octubre de 1956).

Juan Ramon enloquecio literalmente de pena; tuvo que ser internado y no volvio a escribir mas. Fallecio año y medio mas tarde. Despues de su muerte, se encontro una libreta que decia: "A Zenobia de mi alma, este ultimo recuerdo de su Juan Ramon, que la adoro como la mujer mas completa del mundo y no pudo hacerla feliz".

Zenobia y Juan Ramon se conocieron en 1912. Juan Ramon le parecia un tipo raro y demasiado triste. Las abundantisimas cartas de Juan Ramon en ese tiempo son un catalogo de trucos sentimentales: intenta despertar en Zenobia la vocacion regeneracionista que hay en toda mujer (a este lo salvo yo) e incluso le ofrece creer en Dios si ella lo ama.

Pero la gota final fue literaria. Zenobia, que encontraba semejanzas entre Platero y yo y la obra del novel Tagore, tradujo un libro del escritor bengali para enseñarselo a Juan Ramon. Y este se agarro al clavo ardiendo: reviso el texto español, publico la traduccion firmada por los dos , insistio que se hicieran mas (termino traduciendo 20 obras) . Juan Ramon le ofrecio a Zenobia, en suma, una colaboracion creativa de colegas literarios, un futuro de trabajo en comun: "todas las traducciones que hagamos de cosas bellas, las firmaras tu. Luego has de hacer algo original ¿verdad? Yo quiero que, en el porvenir, nos unan a los dos en nuestros libros", dice Juan Ramon en una de sus cartas de conquista. Y Zenobia, que tenia aspiraciones literarias, bajo por fin sus defensas y se caso con el...para no volver a escribir nunca mas nada propio, salvo sus modestisimos diarios.


Por Rosa Montero.

"Hay gente que le llama Amor a cualquier cosa.

Por ejemplo, a la necesidad patologica del Otro, al parasitismo mas feroz y destructivo.

Sin duda, el escritor Juan Ramon Jimenez, Premio Nobel de 1956, necesitaba a su esposa Zenobia Camprubi de un modo abrumador e indescriptible; pero esto no significa necesariamente que la quisiera bien (o incluso que la quisiera: ¿era capaz de querer a alguien un personaje tan monstruosamente egocentrico?). Sin embargo, algunos de los estudiosos juanramonianos se empeñaron en construir durante años un espejismo del amor conyugal, la irisada mentira de la pareja perfecta. Y asi, durante decadas, se escribio abundantemente sobre el "ejemplar matrimonio" y sobre "la relacion tan hermosa que tuvieron".

Hasta que en 1991, Graciela Palau de Nemes edito y publico la primera parte del Diario de Zenobia.

Curiosamente, la profesora Palau intenta salvar en su prologo lo insalvable: la leyenda rosa de la historia de amor. Tal vez no se daba cuenta que el material que estaba desenterrando era una bomba: un libro desolador y terrorifico, un minucioso e involuntario estudio sobre la patologia humana. La pareja como destruccion, la pareja como trampa perfecta.

Pero, para empezar por el principio, digamos que Zenobia nacio en la Costa Brava en 1887. Era hija de una puertorriqueña rica y de un ingeniero de caminos catalan: una niña, en fin, de muy buena familia.

El ingles era su lengua materna (tambien sabia frances) y durante su adolescencia paso varios años en los Estados Unidos, de modo que cuando regreso definitivamente a España en 1909 la llamaban la Americanita porque no parecia del terruño.

Y no lo parecia porque era culta, activa, desenvuelta, moderna. Creia en Dios de una manera muy libre y participaba de ese espiritu de servicio a los demas tan tipico de la epoca, una especie de caridad ilustrada de clase alta (recordemos que las desigualdades sociales eran por entonces enormes) que en su vertiente mas sustancial, responsable y lucida habia creado el Instituto Libre de Enseñanza. De modo que, al volver a España, organizo una escuela para niños campesinos y colaboro con diversas sociedades beneficas.

Zenobia recibia unas pequeñas rentas de la herencia materna que ella completaba con diversos trabajos. En el exilio fue profesora de Lengua y Literatura, primero en una Universidad cercana a Washington, luego en la de Puerto Rico. Antes de la guerra tenia una tienda de artesanias en Madrid y amueblaba con primor apartamentos de alquiler para extranjeros. De las rentas y los empleos de Zenobia vivio fundamentalmente el matrimonio durante los cuarenta años que estuvieron juntos: los ingresos de Juan Ramon eran escasos e intermitentes. En su diario, Zenobia se lamenta repetidamente con amargura de la incapacidad manifiesta de su marido para ganar dinero: atrevesaron muchos apuros economicos. Pero dentro del naufragio general de la relacion y otras perfidias cotidianas, esta inutilidad de Juan Ramon para lo practico resulta menor, incluso simpatica.

El era, ya se sabe, un enfermo. La primera vez que piso un centro psiquiatrico (un manicomio, lo llamaban entonces) fue a los diecinueve años, despues que su padre falleciera subitamente mientras dormia y de que el mismo fuera sacado del sueño a sacudidas para darle la horrible noticia. No pudo superarlo: "la muerte repentina de mi padre se copio en mi alma y cuerpo, como en un espejo; o mejor, en una placa fotografica. Me hirio, como una realidad a la placa, la muerte de mi padre. Y con la muerte grabada en mi, sentia morirme a cada instante". Era hipocondriaco y en sus peores momentos creia estar agonizando: no comia, no se lavaba, no hacia planes para el dia siguiente porque pensaba que ya habria fallecido. Estaba lleno de manias: acumular cantidades ingentes de periódicos y recortes que luego era incapaz de tirar. por ejemplo, o cerrar las ventanas hermeticamente porque no soportaba las corrientes de aire.

Sin duda sufrio mucho: de eso se hacen eco, compasiva y liturgicamente, todos sus estudiosos. Pero se me ocurre que hay locos y locos; hay enfermos dignos y conmovedores, que solo se dañan a si mismos, y enfermos malignos que sobreviven a costa de destruir a los demas. Dice Rilke que todos morimos de nuestra propia muerte, y de la misma manera, creo que todos enloquecemos de nuestra propia locura. Aunque en ocasiones era capaz de gestos magnanimos, Juan Ramon era, eso dicen, de un egoismo descomunal; un misantropo reseco y amargado, un hombre a menudo cruel y mezquino. Tenia muchos enemigos (Bergamin, Alberti, Guillen, Neruda, Salinas) porque hablaba mal de casi todo el mundo. Solo parecia manifestar ternura con los animales y los niños: y eso, me sospecho, porque veia reflejada su propia niñez en ellos. Esto es, se diria, que le era muy dificil contemplar otra cosa que no fuera a si mismo. Luis Cernuda escribio que en Juan Ramon se daba el caso mas claro de doble personalidad que el habia visto, un caso de Doctor Jeckill y Mister Hyde; y que, como Mister Hyde, era "una criatura ruin".

La defensa de Juan Ramon contra su enfermedad, contra la angustia constante del morir y la nada siniestra del no ser, era su trabajo: una produccion literaria obsesiva que cambiaba y reordenaba una y otra vez en su aspiracion por conseguir algo imposible, la Obra Completa y Perfecta que lo rescatara de lo fugitivo. Juan Ramon combatia el vertigo existencial con sus actos: una respuesta tradicionalmente masculina. Zenobia lo hizo destruyendo su yo, diluyendo su personalidad en la de su hombre: una respuesta tradicionalmente femenina.

En 1951 a Zenobia se le descubre un cancer de utero. Viaja a Boston y es operada con exito, pero en 1954, viviendo en Puerto Rico, se le reproduce. Le recomiendan que vuelva a Boston pero, para no dejar a Juan Ramon que esta muy mal, decide no marcharse y someterse a radio terapia en Puerto Rico. El tratamiento es tan erroneo y tan brutal que Zenobia es quemada lentamente, sesion tras sesion, hasta que es abrasada por completo.

Cuando por fin viaja a Boston los medicos quedan horrorizados: las quemaduras son tan enormes que no se la puede operar. Solo tiene tres meses por delante, le comunican. Y ella regresa a Puerto Rico a poner orden en la vida y los papeles de Juan Ramon.

En estos ultimos años, Juan Ramon ha comenzado a darle a Zenobia lo que antes le escatimaba: la certidumbre de su lugar historico como musa del genio. Lo cual no es sino el justo pago a la inversion hecha por Zenobia dia tras dia. Y asi, en las cartas que le manda a Boston cuando la operacion del 51, Juan Ramon le va detallando los poemas que escribio por ella y para ella. Y certifica: "fuiste, con mi madre, la mejor fuente de mi inspiracion". Ella, a su vez, ha empezado a contarse su propio pasado mentirosamente, como solemos hacer los humanos al final de la vida (misericordiosa memoria, que nos permite hacer una mirada retrospectiva consoladora), para darle un sentido de destino a sus sacrificios. Y asi, Zenobia escribe por entonces: "al casarme con quien, desde los catorce años, habia encontrado la rica vena de su tesoro individual, me di cuenta en el acto que el verdadero motivo de mi vida habia sido dedicarme a facilitar lo que ya era un hecho".

Su agonia fue lenta. Poco antes del final, Juan Ramon recibio el premio Nobel de Literatura: para Zenobia era la confirmacion de que su existencia no habia sido un desperdicio. Ricardo Gullon cuenta que cuando le dijeron lo del premio, Zenobia ya no podia hablar; susurro una cancion de cuna y murio a los dos dias (el 28 de octubre de 1956).

Juan Ramon enloquecio literalmente de pena; tuvo que ser internado y no volvio a escribir mas. Fallecio año y medio mas tarde. Despues de su muerte, se encontro una libreta que decia: "A Zenobia de mi alma, este ultimo recuerdo de su Juan Ramon, que la adoro como la mujer mas completa del mundo y no pudo hacerla feliz".

Zenobia y Juan Ramon se conocieron en 1912. El se enamoro de ella desde el primer momento, pero ela huyo de su insistente acoso durante dos años.: no queria casarse con un español (los consideraba machistas) , tenia muchos planes propios para su futuro, Juan Ramon le parecia un tipo raro y demasiado triste. Las abundantisimas cartas de Juan Ramon en ese tiempo son un catalogo de trucos sentimentales: intenta despertar en Zenobia la vocacion regeneracionista que hay en toda mujer (a este lo salvo yo) e incluso le ofrece creer en Dios si ella lo ama.

Pero la gota final fue literaria. Zenobia, que encontraba semejanzas entre Platero y yo y la obra del novel Tagore, tradujo un libro del escritor bengali para enseñarselo a Juan Ramon. Y este se agarro al clavo ardiendo: reviso el texto español, publico la traduccion firmada por los dos , insistio que se hicieran mas (termino traduciendo 20 obras) . Juan Ramon le ofrecio a Zenobia, en suma, una colaboracion creativa de colegas literarios, un futuro de trabajo en comun: "todas las traducciones que hagamos de cosas bellas, las firmaras tu. Luego has de hacer algo original ¿verdad? Yo quiero que, en el porvenir, nos unan a los dos en nuestros libros", dice Juan Ramon en una de sus cartas de conquista. Y Zenobia, que tenia aspiraciones literarias, bajo por fin sus defensas y se caso con el...para no volver a escribir nunca mas nada propio, salvo sus modestisimos diarios.

Tal vez estuviera pensando en todo esto (en las ilusiones rotas, en las vidas no vividas) cuando anoto en los cuadernos cubanos este conmovedor parrafo: "cuando regresamos, las nubes se habian abierto hacia el noreste y el resplandor del atardecer (...) hacia que el mundo pareciera nuevo (...) Y de repente todos los sueños infantiles se hicieron realidad y nos embargo la intensa esperanza de que todo este tiempo de incredulidad hubiera sido un desperdicio de la alegria."




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