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miércoles, 4 de julio de 2012

La historia de Chapman, el asesino de John Lennon.


Chapman, el asesino de John Lennon.



La Biblia de Chapman




Chapman se duerme temprano y pone su despertador. Se despierta antes de que el suene y tiene la certeza de que aquel es el indicado. Prepara sus cosas en la habitación del hotel, disponiendo sobre el tocador una de audio de Todd Rundgren, algunas fotos de su periodo de voluntariado con refugiados vietnamitas en Fort Knox, las imágenes de Judy Garland en El mago de Oz, y el ejemplar de la novela de Salinger, en cuya portadilla escribe: “Esta es mi declaración. Mark David Chapman, el guardián entre el centeno”. Sale y adquiere otro ejemplar del libro.

Son las 9:30 de la mañana. Lennon desayuna y va a cortarse el cabello. Chapman va de nuevo al edificio Dakota. Cuando Lennon regresa a las 10:00, Chapman está leyendo y no lo ve entrar.



A las 11:00, llega de nuevo Judith Stein acompañada de Paul Goresh, un fotógrafo aficionado que siempre toma imágenes de Lennon. Stein le presenta a Chapman, quien lleva en la mano su copia de Double fantasy.

Para las 11:30, Lennon está en una nueva sesión fotográfica con Annie Liebovitz. La fotógrafa le pide a Lennon que se desnude y él lo hace. Ella imprime entonces una placa legendaria, con un John Lennon desnudo, en posición fetal, acurrucado junto a Yoko Ono, quien está vestida. La foto se convertirá en una de las portadas más famosas de la revista Rolling Stone.

Portada de la revista Rolling Stone




Hacia las 11:50, a Chapman le da hambre e invita a Judith Stein a almorzar. Paul Goresh se queda allí hasta que ellos regresan más tarde. A las 12:30, Sean Lennon y su niñera Helen Seaman salen del edificio Dakota. Judith Stein les presenta a Chapman; el asesino de Lennon y el hijo de cinco años de edad de su víctima son presentados

A las 17:00, al salir de su domicilio, John y Yoko se encuentran en la calle con un joven alto y robusto, quien, animado por Paul Goresh, se acerca a John con su copia de Double fantasy y le dice: "John, acabo de comprar tu nuevo álbum y me encantó. ¿Me lo puedes autografiar, por favor?". Es Chapman. Lennon le firma el disco. El fotógrafo plasma el instante en una placa que será histórica. Chapman le agradece; Lennon le pregunta, misteriosamente: “¿Es esto todo lo que quieres?”. Chapman responde que sí. Lennon repite la pregunta. Chapman contesta “Sí, es todo. Gracias, John”. Lennon se aleja. Chapman mira a Goresh y le dice: “¡Nunca me  creerán esto en Hawai!”.

John Lennon firmándole su disco a su asesino




John y Yoko se suben a su limusina blanca y se dirigen a un estudio de grabación llamado Record Plant, ubicado en la Calle 44. Allí, le dan los toques finales a un álbum programado para salir a la venta a principios de 1981.

En el edifico Dakota, apenas dan las 20:00 horas, Paul Goresh se despide y le recomienda a Chapman que se vaya también y ya no espere a Lennon. Chapman le replica: “¿Y si no vuelves a verlo?”.

Mientras, John y Yoko están en el estudio durante cinco horas y media, hasta las 22:30 horas. Entre otras cosas, completan el tema "Walking on this ice", la última canción que Lennon compone y graba, y que se pretende sea un sencillo de Yoko Ono.

Al salir del estudio, John le dice a su productor, Jack Douglas: "Vamos a regresar a las nueve de la mañana para darle los últimos detalles. Ahora, Yoko y yo nos vamos a casa". Douglas lo nota contento; lleva la copia de la cinta con la nueva canción. John y Yoko salen. A las 22:35, Lennon da el último autógrafo de su vida para Rabiah Vincent, portero de los estudios. Se detienen en un restaurante, donde compran sándwiches y café.

Apenas da la espalda, una voz gruesa se escucha entre las sombras del patio frontal. Mark David Chapman grita: "¡Oye, John!" al tiempo que se pone en cuclillas. John voltea y Yoko voltea para ver qué sucede. Chapman asume la posición de combate de los marines. Yoko mira fijamente al joven que horas antes le pidiera el autógrafo a Lennon y que ha esperado allí durante horas hasta su regreso. Chapman dispara cinco veces y las cinco balas expansivas que le diera el alguacil hacen blanco. El portero José Perdomo se le acerca y le quita el arma de un manotazo; luego patea la pistola entre unos arbustos, gritando: "¡Mira lo que has hecho!"

El actor Jared Leto en el papel de Chapman disparando




Lennon grita "¡Me han disparado!" y avanza tambaleándose algunos metros hacia el puesto de los oficiales de seguridad, que le dieron a Chapman todos los datos sobre sus horarios, entradas y salidas. No llega hasta allí. Se desploma en el piso mientras Yoko grita “¡Disparan! ¡Llamen a la policía!”. El guardia de seguridad Jay Hastings llama al 911 y cuarenta y cinco segundos después, una patrulla que se encuentra a dos cuadras llega al edificio. Para entonces, varias personas que han presenciado lo ocurrido desde lejos corren hacia Yoko, quien grita pidiendo ayuda. Lennon susurra: "¿Por qué ahora? Ahora no...", pero ya no puede agregar nada: uno de los disparos le ha dado en la garganta. Chapman permanece de pie, mirando la escena. Luego se esconde en un callejón. A quince metros hay una estación del metro, pero Chapman no huye. Uno de los policías, Steven Spiro, entra al callejón y lo encuentra de espaldas y con las manos levantadas. Lo sujeta por el cuello y lo somete.


Llegan más patrullas con elementos de la delegación de policía de la Calle 82. Varios agentes sujetan al inmóvil Chapman, quien les indica que el abrigo tirado en el suelo y el ejemplar del libro de Salinger son de su propiedad. Los policías lo esposan, lo meten a la patrulla y se lo llevan a la delegación. Uno de los agentes lo maldice. Otros van hacia Lennon. Han solicitado una ambulancia, pero el músico está perdiendo demasiada sangre. Yoko Ono levanta los lentes de Lennon, que están llenos de sangre, y los guarda. Un oficial llamado John Moran decide llevarlo al hospital en su patrulla. Pasa sus brazos por la espalda de Lennon para ayudarlo a levantarse. Mientras lo hace le pregunta: "¿Es usted John Lennon?". Agotado, éste sólo tiene fuerzas para asentir. Moran acomoda a Lennon en el asiento trasero de la patrulla y lo lleva al Hospital Roosevelt. En otra patrulla, el oficial Anthony Palma se encarga de trasladar a Yoko Ono, quien es presa de la histeria. Lennon aún está vivo y se queja constantemente. Tiene los ojos cerrados y respira con dificultad. Al llegar al hospital, deja de respirar. Lo bajan y lo meten a la sala de emergencias. Los médicos y las enfermeras no saben quién es hasta que lo desvisten, toman su cartera repleta de dinero y ven su identificación. Aún así, no lo creen;  piensan que es un homónimo. Entonces llega Yoko Ono y la sorpresa las congela. En el hospital, se encuentra un productor de la ABC, quien se entera de lo ocurrido y avisa a la televisora. El conductor Howard Cossell interrumpe entonces un programa deportivo y da la noticia del atentado.

Chapman bajo arresto




Stephen Lynn, director médico de dicha área, trata desesperadamente de restañar la sangre perdida y de conseguir que Lennon vuelva a respirar. Se le muere una leyenda. Le hacen transfusiones y lo meten al quirófano, le practican una toracotomía, pero todo es inútil: fallece a los pocos minutos. En su cuerpo hay siete orificios de bala, pues dos de ellas lo traspasaron. Tres balas dieron en su pecho (una destrozó parte del corazón y dos le pulverizaron el brazo izquierdo al salir por su costado). Otras dos lo hirieron en la espalda y perforaron sus pulmones.

El cadáver de John Lennon



Lynn le da la noticia a Yoko, quien le solicita que no se lo comunique a la prensa hasta que ella regrese al edificio Dakota y hable con Sean.

Para cuando la noticia de su muerte se hace oficial a las 23:50, más de seiscientas personas se congregan frente al edificio Dakota y encienden velas. Están allí, cantando temas de los Beatles y del propio John durante toda la noche.

El martes 9 de diciembre, Ringo Starr y su esposa Barbara llegan a Nueva York. Hablan desde un teléfono público en el aeropuerto para ofrecerse a cuidar a Sean y acompañar a Yoko, quien accede. En el hospital, mientras tanto, las líneas telefónicas están saturadas de gente que formula preguntas inverosímiles, como si se congeló el cuerpo de Lennon, si se rescató su cerebro, si se guardaron muestras de su esperma. Y los periódicos de todo el mundo se hacen eco de la noticia.

Los titulares sobre el magnicidio





Yoko pide que lo incineren y que no se revele el lugar donde sus restos reposarán. Pero, antes de cualquier movimiento, un empleado de la morgue consigue tomarle una fotografía al cadáver, misma que vende a los tabloides en diez mil dólares. También se venden copias de su acta de defunción. Por ella se sabe que el evento será el 10 de diciembre en el Crematorio Ferncliff, en Ardsley, Nueva York. El director de dicho crematorio, Frank E. Campbell, se negará a proporcionar mayores datos.

Como contraste, en París miles de jóvenes se reúnen en la Torre Eiffel para cantar temas de Lennon; y en las dos Alemanias es igual: cientos de chicos se congregan en ambos lados del Muro de Berlín e interpretan los temas de los Beatles y de John Lennon.

El 14 de diciembre, diez días antes de Navidad, Yoko Ono pide diez minutos de silencio como homenaje. En todo el mundo, miles de personas se unen en este homenaje. Inclusive, docenas de radiodifusoras salen del aire durante diez minutos. En Central Park, frente al edificio Dakota, se crea Strawberry Field, un sitio especial en memoria de Lennon con una enorme placa en el suelo que dice: "Imagine".

El sitio del crimen




Un individuo, entusiasta de la música de The Beatles, encuentra, poco después del homicidio, el álbum que Lennon le firmara a Chapman oculto en una zona del jardín a la entrada del edificio, y posteriormente lo entrega a la policía. Las autoridades le devuelven posteriormente el disco con una nota de agradecimiento a la persona que lo encontró, quien años después lo pone a la venta por medio millón de dólares. El disco alcanza gran notoriedad al aparecer desde entonces en la prensa y televisión imágenes de Lennon firmando el álbum a Chapman. Durante la subasta del álbum, se especifica que contiene “la dedicatoria, de puño y letra, que Lennon lehizo a su asesino, así como las huellas dactilares de Chapman”.

El álbum Double fantasy dedicado por Lennon a Chapman




Chapman se declara “inocente por demencia”. Luego termina por declararse culpable, evitando así un juicio. Internado en la Isla Ryker, recibe un mensaje de Dios, quien le pide que se declare culpable, así que obedece. Es condenado a cadena perpetua. Trasladado en una camioneta sin ventanas, cubierto por chalecos antibalas y con guardias portando armas automáticas, es llevado a la prisión de Attica, donde cumple su sentencia. Allí, según sus custodios, se vuelve loco: agresivo, incoherente, iracundo.

Chapman en prisión




Intercambia luego correspondencia con el policía Steven Spiro, el mismo que lo detuvo, y en una de sus misivas le revela (según Spiro) que entre sus planes estaba asesinar a Johnny Carson, George C. Scott, Walter Cronkite, Jackie Onassis y Marlon Brando. Mientras, Gloria Chapman se mantiene fiel a su marido, le hace visitas conyugales cuatro veces por año y declara ante los medios de comunicación que “una vez que alguien se casa, es para siempre”.

Para 1981, Yoko Ono lanza un disco titulado Season of glass, cuya portada es un vaso con agua junto al que reposan los lentes de Lennon manchados de sangre. Al fondo se ve la ciudad de Nueva York. Yoko recibe docenas de amenazas de muerte.

Los lentes ensangrentados de Lennon




Chapman es exorcizado por un sacerdote en 1985. Afirma que cinco demonios salieron de su interior. Y en 1996, un compañero de celda de Chapman declara que el asesino de Lennon planeaba matar a los otros tres ex Beatles (Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr). Afirma que éste continúa obsesionado con ellos y que lleva un tatuaje en su brazo derecho, compuesto por el nombre de John Lennon, la palabra Lonely, dos corazones, una pistola y las siglas FFYN que significan "Fab Four Your Next" ("Fabulosos cuatro, ustedes son los siguientes", refiriéndose al cuarteto de Liverpool.

De acuerdo con tan surrealista versión, el asesino tiene colgadas en las paredes de su celda imágenes de los Beatles y una fotografía de Lennon muerto. Según su compañero de celda, Chapman "considera que el resto de los miembros del grupo deberían morir, porque utilizan la muerte de Lennon para ganar dinero".

Chapman le declara al jurado: "He puesto el último clavo en el ataúd de los años sesenta. Era una trampa. No quería su autógrafo, quería su vida. Y terminé obteniendo ambas cosas. Había una voz en mi cabeza diciendo ‘hazlo, hazlo’. Lean El guardián entre el centeno. Allí están todas las respuestas. Léanlo y lo comprenderán todo".


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